Agarré este libro en medio de la lluvia de comentarios sobre
Fuguet-pésimo-escritor. Y bueno, luego de leerlo concuerdo tengo que decir que VHS lo disfruté
mucho. Como un diálogo honesto (a veces hijoputamente honesto) con un nerd solitario y cola que
adora el cine pop sin culpa. Que comparte sus más escabrosos secretos y que en
ningún momento se declara autor consumado.
Es notable cuando escribe para abajo como en poesía,
diciendo cosas que perfectamente podrían estar para el lado, como todo lo
demás. Cero trabajo poético. Eso me dio caleta de risa. Cacho que no es
pretensión sino que quiso tal vez darle un sentido emotivo. Lo mismo me pasó
con los guiños aburridos al cine arte en “velódromo” e “invierno”, las cuáles
también me gustaron como propuesta –algo snob- santiaguina, legítima, íntima.
Finalmente es lo mejor que hace el autor: Saber ser íntimo. Intimidar con el
lector, como un amigo.
Siento que durante una época acotada Fuguet disfrutaba en un
cine en Las Condes lo mismo que yo disfrutaba en un vhs mal grabado en la
periferia poco después, ajustando el tracking de un cassete grabado en SP, para
arrendar tres películas por el precio de una. La misma Poltergeist, el mismo
Rocky, la misma the thing, los mismos goonies, el mismo cuenta conmigo. “Nunca cuando veía esas cintas con algo de
culpa, me pude imaginar que algún día estas películas pudiesen considerarse
canónicas. Ni menos que estaba viendo, sin darme cuenta, unos clásicos.” Te encuentras
con el Fuguet que revela en VHS la misma soledad ñoña del raro. El mismo
colorido y salvaje mundo interno. El mismo deseo de quebrar/salir de esa
realidad.
El Fuguet de vhs es uno más de nosotros aprendiendo,
deseando hacer una buena peli, ser escritor. Un pendejo huyendo del bototo
pinochetista y el antiimperialismo cuma de la universidad de Chile. Sigue
perdido, como uno mismo, pero entre Chile y California.
Destaco la lectura del fenómeno Stranger Things, la maravillosa
tesis sobre el tagline en el afiche de películas (time has come to tell the
story) y el intento de expiar la culpa por haber escrito la nota sobre
relaciones gay en cines del centro. “Era
otra época, yo era otro. ¿o no?”
Raya pa’ la suma. Entonces, si finalmente disfruté leyendo
VHS, ¿soy mal lector? eso lo convierte en ¿mala literatura?