En un momento que el reloj no mide
la consciencia universal pestañeó hacia el sur
Las nubes han dejado sonar sus campanas
Estridentes, en la boca del silencio
Sólo los ladridos de perro quedan flotando
Como un vapor que se difumina lentamente
La vida se asoma en forma de brisa etérea
reptando fantasmal hacia la orilla del lago
Avanza en éxtasis como un abanico de luces
Como el relámpago danzando en las piedras
Toca compasiva el semblante de los océanos
En un soplo desde la eternidad al firmamento
Las estrellas se abrazan al amanecer
Es ningún punto en el tiempo
Es ningún momento de la historia
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